La posesión de la sal,
permitió a este grupo indígena obtener una ventaja natural sobre las tribus
circunvecinas; la extraían de las salinas de Zipaquirá, Nemocón, Sesquilé y
Tausa. Tales minas constituían el tesoro del soberano muisca y su principal
recurso fiscal. El reconocimiento del prestigio que las minas de sal
representaban a la soberanía de los Chibchas, se descubre por el comercio con
las demás tribus. Según los cronistas, en Barrancabermeja los españoles
encontraron algunos panes de sal, por lo que comprendieron el sendero que
debían seguir para encontrar el pueblo civilizado.
La compactación de la sal
requería hasta cierto punto complicado, cuyos detalles han cambiado poco
durante los últimos cuatro (4) siglos.
Los muiscas explotaron los
yacimientos de esmeraldas existentes en Somondoco. Para extraerlas, removían la
tierra con barras de madera resistentes y hacían correr agua con el fin de
descubrir y recoger las piedras preciosas. La extracción se realizaba en época
de lluvias.
Con las esmeraldas hacían
intercambio comercial por lo que fueron conocidas y apreciadas por tribus
lejanas.
Los muiscas utilizaron también el carbón de piedra, el cual era extraído de la región de Sogamoso; el cobre lo extraían de la zona de Gachalá y Moniquirá; en menor escala, el oro; la mayor parte de este era obtenido mediante el trueque con otras tribus
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